Cómo veía que estaba escribiendo sin mucho sentido y muy caóticamente, he optado por compartir un escrito mío que hice hace pocos días del que me siento muy orgullosa, aunque ya se que se puede mejorar en muchos aspectos, pero a mí me gusta y cumple mi obejtivo: explicar todo el proceso de enloquecimiento desde los 6 años a los 33.Y también cómo he encontrado dos vías de escape geniales para canalizar lo que siento y que me han ayudado a creer en mí y a encontrar mi sitio en esta vida, salir del rinconcito.
Ya os aviso que es larguísimo, pero no os desmotiveis, leerlo a ratos si quereis, la lectura es amena de verdad y creo que puede servir a alguien que lo lea.
Ya os digo: empezé a tomar antidepresivos con 7 años, ahora tengo 33 y sigo tomándolos.
Por favor, haced un esfuerzo y leed el texto y os rogaría por favor, casi os suplicaría, que me dejarais comentarios para saber qué os ha parecido y si se os ocurre donde podría servir un texto como éste.
Muchas gracias por vuestarvuestra atención, una vez más.
Allá va la parrafada, jajaja:
Empezaré
presentándome para que sepáis como es la persona que
escribe estas líneas con la intención de compartir
reflexiones, vivencias, ideas, etc. Ya os digo desde el principio que
quizás este texto no tenga la forma que suele tener una
ponencia, pero a mí me gusta hablar de lo que conozco a través
de mis experiencias. Quizás no leeréis un texto
académico, formal, pero os puedo asegurar que está
escrito desde el más profundo rincón de mi alma y que
es tan válido como cualquier otro texto
que cita estudios, autores, teorías, estadísticas... Yo
hablo desde mi historia, desde la vida que he tenido y estoy teniendo
en la actualidad.
Soy
Almudena y me encanta que me llamen “Almu”, de hecho suelo
presentarme directamente con el diminutivo porque me parece más
cariñoso. Soy periodista, amante de la radio, activista en
salud mental, voluntaria en diferentes proyectos, redactora de Radio
Nikosia, Vice-presidenta de la Asociación socio-cultural Radio
Nikosia, actriz en la Compañía de teatro Brots. Soy una
persona melancólica y por eso a veces mi mirada es tristona.
Soy muy cariñosa, sensible y sincera. Me gusta hablar claro y
decir las cosas por su nombre, evitando rodeos o eufemismos. Disfruto
de una buena cena a la luz de las velas, de una canción cuya
letra me invite a reflexionar, de una mirada cómplice, de una
buena conversación, de la compañía de los
amigos, de una caricia o una palmadita en la espalda. Pequeñas
cosas que en definitiva son las que, a mi parecer, dan sentido a la
vida que llevo y me ayudan a ver el lado más positivo de lo
que me va pasando. Me considero una superviviente y una luchadora
nata que ha superado mil obstáculos y que aquí está
para poder contarlo. Valoro mucho la amistad y me gusta cuidar de mi
gente, porque para mí la amistad verdadera es un tipo de amor.
Me gusta enfrentarme a nuevos retos aunque me den miedo y así
ir madurando y asumiendo otro tipo de obligaciones. Me encantan los
dramones, esas películas, programas o series que me hacen
llorar pero también me gusta que me arranquen una sonrisa ya
que reconozco que tengo poco sentido del humor y cuesta hacerme reír,
así que cuando alguien lo consigue disfruto
mucho.
Pienso que
hay mucho que hacer en la lucha por los derechos del colectivo al
cual pertenezco pero no todo está tan negro como parece, poco
a poco se van dando pasos importantes. Intento ser optimista y,
aunque quizás todo sea una utopía, me gusta pensar que
un mundo mejor es posible y que muchos de los cambios necesarios
están en nuestras manos. Me incomoda mucho que se proteste o
se queje de algo sin aportar soluciones o formas de cambiar lo que no
nos gusta.
Creo
que con estas pinceladas sobre mí ya os podéis hacer
una idea de cómo soy. Ahora entramos ya en la ponencia, que es
otra forma de conocerme mejor ya que compartiré cosas muy
personales que
dicen mucho de mí.
Desde la humildad y el más profundo respeto espero llegar a
vosotros y provocar que reflexionéis, que cuestionéis,
que defendáis, que hagáis vuestras mis palabras.
Debo
empezar hablando de mi infancia ya que en una edad muy temprana
empecé ya a tener relación con el mundo de la salud
mental. Ahora mismo tengo 33 años y desde los 6 estoy en
tratamiento psiquiátrico y psicológico. He crecido
rodeada de profesionales de la salud y en ocasiones se han convertido
en grandes aliados incluso
han adquirido un rol de cuidador, haciendo cosas que mi familia no
hacía. Para que quede más claro os diré como
ejemplo que era mi psiquiatra infantil la que me llevaba al cine los
fines de semana y la que me recompensaba cuando mis notas escolares
eran buenas.
Recuerdo
con claridad mis visitas a la consulta de la psiquiatra infantil.
Hablábamos, muchas veces la sesión consistía en
jugar a un juego de mesa y otras se basaban en los típicos
dibujos en los que te piden que dibujes tu familia y esas cosas que
salen siempre en las películas y que, en este caso, son
ciertas. Recuerdo también hacer muchos test
con el psicólogo infantil que compartía despacho con la
psiquiatra. Nunca me gustaron esos test y es algo que me sigue
pasando. Cuando, ya en la edad adulta, he tenido que hacer un
psicotécnico para acceder a un puesto de trabajo, me bloqueo y
me da miedo que averigüen cosas de mi a través de mis
respuestas. Tengo que hacer un gran esfuerzo para racionalizar bien y
mentir ya que si contestara lo que realmente siento o pienso me
calarían enseguida.
Al cumplir
los siete años ya recibí mi primer diagnóstico:
depresión infantil. Y al mes ya me estaban tratando con
antidepresivos. Hace poco tiempo hablé con mi madre sobre este
tema, preguntándole que sintió cuando le dijeron de
medicarme siendo tan pequeña. Ella me dijo que no fue fácil
tomar esa decisión pero que creía en la profesional y
que si le sugería medicarme era porque podía ser de
ayuda, así que no le creó más dudas. Hablo de mi
madre porque fue la que me llevó a la psiquiatra y al
psicólogo, ya que en mi casa había muy mal ambiente y
pensó que me estaba afectando y acertó. Vivía en
una familia desestructurada, donde mis padres se preocupaban más
por pelearse e insultarse que de mí. Mi hermano y yo siempre
hemos tenido muy mala relación, por celos y esas cosas ya que
él era el ojito derecho de mi madre y ella siempre lo ha
reconocido. Mi hermano desde bien pequeño me decía que
yo era rara y que estaba loca, afirmaciones que aún en la
actualidad sigue diciendo y que me llevaron a tomar la decisión
de tener la mínima relación con él. Siempre he
pensado que los dos estábamos viviendo lo mismo y como sólo
nos llevamos un año y medio de diferencia ( él es el
mayor) es una lástima que en lugar de estar unidos nos hayamos
distanciado tanto.
Mi madre me
dijo que me costaba relacionarme con los otros niños, que
siempre estaba triste, que ni siquiera jugando me alegraba. Yo no me
recuerdo así, y creo más en que me llevó a la
terapia porque sabía que lo que se vivía en mi casa
podía afectarme.
Fueron
pasando los años y mis visitas a las diferentes consultas
hasta que llegó un momento en el que la psiquiatra me dijo que
ya había cumplido una edad y debía pasar a un
profesional ya no infantil, sino de adultos. Creo que fue sobre los
15 años. Así llegué a una psicoterapeuta que
trató mi depresión y junto a su marido psiquiatra me
empezaron a dar medicación para el incipiente insomnio que
tenía. Esta vez el diagnóstico cambió: pasé
de depresión infantil a trastorno maniaco-depresivo. En esos
momentos yo no le daba importancia a esos diagnósticos, que
ahora considero etiquetas, sino que lo vivía con total
naturalidad y para mí era muy habitual hacer terapia porque
crecí entre profesionales. Yo tomaba la medicación
prescrita sin ningún miedo y conversaba horas y horas con
ellos como si fueran uno más. No me cuestionaba nada, cosa que
encuentro lógica porque a esa edad creo que aún no te
cuestionas según qué cosas. Seguí años y
años con terapias y pastillas, hasta que tuve mi primer brote
psicótico, a los 21 años y entonces sí que pasé
a rodearme de batas blancas y diagnósticos. A los 19 años
murió mi padre, a los 20 empecé la carrera de
Periodismo y a los 21 enloquecí completamente. Desde inicios
de la carrera empecé a trabajar en una emisora de radio muy
grande e importante, nombre que ahora no importa decir y pasaba horas
y horas trabajando allí y relacionándome con mis
compañeros de trabajo. La radio se convirtió en una
especie de refugio, como lo fue en su momento (desde bien pequeña,
cuando oía gritos en casa me ponía la radio para
evadirme y me hacía mucha compañía). Fue
entonces cuando dije : “yo quiero estar al otro lado” y en ese
momento ya decidí que quería ser locutora y además
quería conducir un programa de testimonios y en horario
nocturno. Nunca llegué a estar en este tipo de programas pero
durante un tiempo llevé la producción de tres programas
semanales de diferentes temáticas. Cuando empezaron a oírse
comentarios de que iban a reducir la plantilla ya empecé a
ponerme muy nerviosa, nervios que me llevaron a tener úlcera
de estómago y tener que estar hospitalizada en tres ocasiones
porque no controlaba los vómitos y cada vez tenía más
ardores y molestias. Ahora se que la ulcera era una somatización
del estado tenso en el que me encontraba. Finalmente llegó mi
turno y, junto a unas 20 personas más, acabé en la
calle, la radio se acabó para mí. Yo me había
independizado de mi madre, vivía en un piso de alquiler con
mi pareja de entonces, que era técnico de sonido en la emisora
y en cosa de un mes me quedé sin trabajo, sin piso y sin
pareja. Caí en una gran depresión que derivó en
un brote psicótico, hecho que me llevó a tener mi
primer ingreso en un centro psiquiátrico. Pienso que me
traumatizó más perder ese trabajo que la muerte de mi
padre. Puede sonar fuerte pero creo que es así. Y ya empezó
mi periplo de nuevas medicaciones, nuevos síntomas, nuevos
comportamientos, más test, más batas blancas, más
pérdida de contacto con la realidad. Pero me llevó un
muy buen equipo de profesionales a los cuales estoy muy agradecida de
cómo me trataron y cómo me ayudaron a salir del pozo.
Entonces me diagnosticaron Trastorno límite de la personalidad
(TLP) y bipolaridad (tipo II, creo). A partir de ahí mi vida
transcurrió entre ingresos, autolesiones, box de urgencias,
hospitales de día, tomé media farmacia hasta que dieron
con la mediación adecuada y empecé a verme a mí
misma como una enfermita crónica, que no iba a poder llevar la
vida de cualquier otra persona, que ya no podría trabajar, que
era una inútil y esas cosas que empecé a pensar. Mi
madre tuvo que enfrentarse sola a todo lo que me pasaba, no entendía
nada y tenía que ir detrás mío arreglando todo
lo que destrozaba. Le costó mucho aceptar que tenía un
trastorno mental y muchas veces me agobió más que
ayudarme, pero siempre ha estado a mi lado, a su manera, y hoy en día
presume de hija y ya no le importa lo que digan en el barrio al
recordar las ambulancias con los Mossos de esquadra (policía
catalana) en mi portería. Ahora es una gran apoyo y se ha
convertido en una de mis mejores seguidoras. Le he ocasionado muchos
problemas pero, aún así, nunca me ha abandonado y desde
el amor que una madre siente por una hija ha intentado facilitarme
las cosas. Las dos hemos necesitado nuestro tiempo para aceptar el
trastorno y hemos pasado etapas de todo, momentos en los que
odiábamos lo que me pasaba y momentos en los que nos reíamos
y nos sentíamos orgullosas de mi locura.
Me agarró
la mano cuando tuve ataques de ansiedad, pasó noches sin
dormir a penas con miedo a que me pasara algo, me acompañó
a urgencias cada vez que me autolesionaba, curaba las heridas a pesar
del dolor que le causaba ver lo que hacía con mi cuerpo,
cuando despertaba tras un intento de suicido siempre la veía a
ella al lado de la camilla. Os cuento todo ésto porque me
parece de vital importancia que se tenga en cuenta que cuando hay
este tipo de problemas no sólo sufrimos los afectados sino que
nuestro entorno también sufre y necesita comprender lo que
está pasando. Mucha gente es repudiada por sus familiares y
amigos, así que, aunque ha costado mucho tiempo, sudor y
lágrimas, puedo decir que mi madre nunca me ha fallado y que
me siento orgullosa de ella porque ha sabido aceptarme como soy, con
lo bueno y con lo malo y ahora sigue todo lo que hago muy de cerca.
Os he
contado toda esta parte más biográfica porque creo que
ayudará a entender lo que a continuación voy a
relatar, ya centrándome en el tema de la ponencia.
El
brote y su posterior diagnóstico supuso una ruptura con mi
vida anterior. Muchos de mis sueños se quebraron por aquel
entonces. Ya no podía hacer radio, incluso me declararon
persona no grata en la emisora y me prohibieron la entrada más
de una vez, porque en algunos de mis brotes iba allí y la
liaba, hasta que ya no me dejaron entrar más.
No quise saber nada más del mundo del Periodismo. Me aislé
y me encerré en un mundo muy autodestructivo. Desde pequeña
soñaba con tres cosas: ser locutora, ser madre y casarme por
todo lo alto. Tuve que renunciar a todo eso a causa de mi trastorno.
Yo había trabajado desde los 16 años y me hacía
sentir útil. De pronto empecé a perder los trabajos
porque no aguantaba la jornada laboral de 8 horas. Mi curriculum
vitae es una gran muestra de la inestabilidad que viví en esos
momentos. Iba de trabajo en trabajo, de curso en curso siempre
dejándolos a medias. Pasé de locutora a cajera de
supermercado ( con todo mi respeto para las cajeras, que nadie se me
ofenda, es un trabajo muy digno y que la mayoría no conoce lo
que soportan estas trabajadoras). Acabé incluso en un CET
(Centro especial de empleo) siendo éste mi último
trabajo y el inicio de otra etapa: la de aceptar que ahora tenía
algunas limitaciones y que pedir una pensión no significaba
que fuera inútil. Me costó mucho tramitar la pensión,
pero con el tiempo y el apoyo de compañeros, de mi pareja y
sobretodo de mi suegra lo fui llevando mejor.
Creo que os
he contado algunos de los momentos más duros y oscuros, pero
ahora mismo os puedo decir que he encontrado el lado positivo a todo
ésto y me he reinventado. Muchas veces he odiado tener este
trastorno pero nunca olvidaré que el hecho de tener un
problema de salud mental me ha llevado a conocer a personas muy
auténticas que ahora son mis amigos, amigos de verdad, no como
los que me abandonaron por el camino por ser diferente. En mi primer
ingreso la trabajadora social, conociendo mi historia y viendo que ya
me iban a dar el alta, me habló de un proyecto que estaba en
Barcelona: Radio Nikosia. Aún ingresada, en uno de los
permisos me compré el libro de Nikosia y ya con sólo
leerlo me entraron muchas ganas de conocer esta iniciativa. Un día
fui y les conocí y han pasado casi siete años y sigo
muy activa dentro de la radio. Radio Nikosia fue la mejor oportunidad
que he tenido para volver a hacer lo que me hacía feliz y lo
que siempre había amado, la radio. También me ayudó
a superar mi crisis de identidad. Yo asumí mi papel de enferma
y me olvidé de que soy una persona antes que mi diagnóstico
y que tengo unas capacidades que debo aprovechar y no pensar sólo
en las limitaciones. Una persona muy importante en esta radio, al
cuál me gusta llamarle “mi luz blanca” es ahora mi mejor
amigo y una de las personas que más cosas me ha enseñado.
Él fue quién me dijo por primera vez: “ Tú no
eres una TLP sino que eres una persona que tiene TLP”. Puede
pareceros muy evidente ésto, muy obvio, pero para mí no
lo era. Había pasado a identificarme como mi trastorno y en
Nikosia aprendí que aquello era sólo una etiqueta y que
yo era mucho más que lo que decía el DSM-IV. Os debo
decir que pasé como un mes yendo a Nikosia solo a observar,
digamos que me quedaba siempre en un rinconcito. Escuchaba hablar a
los compañeros en voz alta de cosas que yo había
pensado en la soledad de mi habitación o en un box de
urgencias, frío y despersonalizador. Y lo hacían además
en un medio de comunicación, sin esconderse de nada. Mi luz
blanca y mis compañeros me ayudaron a quererme, a aceptar
cosas que negaba o me traumatizaban, a sacar mi lado más bello
y vivir la locura como algo bonito. Una de mis frases es “locura
sana en estado puro”. La escribí para una cuña para
el programa de radio y ha pasado a ser como un lema. Nikosia es ,
entre otras muchas cosas, ésto: una locura sana, divertida,
bella, espontánea... Pasé de estar en un rincón
a encontrar un lugar donde encajar en este mundo. Con Radio Nikosia
he crecido mucho como persona, he ganado valores, he encontrado una
filosofía de vida con la que me identifico. Los compañeros
se han convertido en una gran familia y en fuentes de sabiduría.
No la sabiduría que enseñan en las clases, sino la que
enseña la vida. Pasé de llevar mi trastorno en silencio
a reivindicar los derechos del colectivo, defender y pelear por
ellos. Como se diría popularmente: salí del armario.
Empecé a dar charlas, a coordinar programas de radio, a dar a
conocer mi experiencia.
He madurado
mucho en estos años que llevo en Radio Nikosia e incluso he
aprendido a quererme a mí misma, cosa que no había
hecho en la vida. Ahora ocupo un lugar importante en la sociedad.
Tener unos referentes, unas personas que habían pasado por lo
mismo que yo y lo habían superado, mensajes de esperanza, de
que se puede salir de una mala época. Allí, en Nikosia,
me enamoré, he amado y he sido amada por mi pareja y por mis
compañeros. He sido valorada y respetada y he recibido siempre
muestras de apoyo y consejos para creer más en mí
misma. He dejado de vivir el trastorno como una condena , ahora es
más una oportunidad para pertenecer a un grupo, para gozar de
la amistad de personas afines a mí, de desarrollar un discurso
y clarificar mis ideas. Me he reinventado, creo que lo podríamos
resumir así.
Radio
Nikosia es mucho más que un programa de radio, va más
allá. Hace un tiempo nos constituimos como Asociación
socio-cultural, la junta directiva la formamos personas con algún
trastorno mental. Gestionamos un Club social en un centro cívico
de la ciudad, porque a parte de luchar siempre contra el estigma
social también defendemos que queremos vivir en comunidad, que
no debemos estar en guetos sino integrarnos como un ciudadano más.
Por eso estamos en una emisora libre, Contrabanda FM, y por eso
nuestras reuniones semanales son en forma de asamblea porque se tiene
en cuenta la opinión y voto de todos los miembros que
participamos en el proyecto. Asumimos nuevos retos, luchamos contra
la discriminación de nuestro colectivo y de otros en riesgo de
exclusión, damos voz a los que normalmente son silenciados en
su entorno y en los medios generalistas. La palabra del loco se
cuestiona mucho e incluso se rechaza, así que nosotros, día
día, demostramos que nuestras ideas son igual de válidas
y que nuestras palabras tienen valor y deben ser escuchadas y
conocidas por el mayor número de personas posibles.
Radio
Nikosia nace a partir de la experiencia de Radio La Colifata de
Buenos Aires, Argentina, pero con una gran diferencia: los colifatos
emiten desde el hospital psiquiátrico y Nikosia se desarrolla
fuera de todo ámbito clínico. Ésto es muy
significativo, porque hasta ese momento siempre somos usuarios, como
suelen llamarnos, de los diferentes servicios e instituciones de
salud mental. En mi caso, como ya os he dicho, he crecido rodeada de
profesionales, incluso he de reconocer que he llegado a tener
dependencia de ellos, todo lo consultaba con mis médicos,
cualquier decisión que tenía que tomar pasaba por una
consulta. De pronto, empiezo a frecuentar un lugar donde cada uno de
nosotros tiene su centro de salud mental del barrio, sus médicos
y sus visitas, pero en Nikosia no somos pacientes, somos personas que
dedican su tiempo a la lucha y a pasarlo bien haciendo radio. Allí
nadie es superior o inferior al compañero, se trabaja desde la
horizontalidad, rompiendo jerarquías y abusos de poder. Todos
contamos por igual. No nos separa una mesa,una terapia, un médico,
sino que intercambiamos ideas, propuestas, filosofamos sobre la vida,
nos reímos hablando con total libertad de sexo, como hace
cualquier grupo de gente que se junta para tomar algo en un bar.
Conocemos los fuertes y las debilidades de cada uno y nos ayudamos
entre todos a estar mejor. Cuando alguien está en crisis,
somos los primeros en ayudarle, en hablar con su familia, en
visitarle si acaba en un ingreso. No importa que seas veterano o que
lleves sólo dos meses en el grupo. Acogemos a la gente
mostrándonos tal y cómo somos, con transparencia y
respetando siempre al otro. Hay gente que viene y está unas
semanas con nosotros y luego desaparece. Hay otras que van y vienen.
Todos son tratados igual y tienen las mismas oportunidades. No
imponemos criterios sino que estamos abiertos a sugerencias,
críticas, nuevas ideas y la verdad es que somos bastante
exigentes con nosotros mismos y eso puede llevarnos a ser
auto-críticos , cosa que nos lleva a mejorar día a día.
Las
personas sin diagnóstico que participan en Nikosia son unas
más del equipo, no son superiores por no tener diagnóstico
o por tener estudios universitarios, títulos, varias carerras.
No. No es así. Somos todos iguales y aprovechamos de estas
personas conocimientos que quizás no hemos adquirido porque
hemos tenido que dejar los estudios a causa de la aparición de
síntomas, o ni siquiera hemos tenido acceso a estudios
superiores. Pero eso no quita que seamos personas inteligentes y
cultas. Lo que nos importa de las personas es su lado más
humano, su empatía, su ilusión, sus ganas de
transformar el mundo en un sitio mejor. Aprendemos unos de los otros.
Intercambiamos libros,comentamos películas, nos contamos
chistes, maldecimos a ciertos personajes públicos, compartimos
temores que parecen menos pesados cuando los expresamos en forma de
palabra, vamos a conciertos de grupos que se han convertido en unos
nikosianos más y que colaboran habitualmente con nosotros. A
veces nuestras charlas son un autentico caos, pero hasta ese caos
puede ser divertido. También el tiempo nos ha enseñado
a respetar el turno de palabra, a no pisarnos , aunque la
espontaneidad está por encima de todo y siempre hay alguno que
tiene más necesidad de hablar o que le importa bien poco
cuando es su turno. Y ante ésto en lugar de enfadarnos lo
incorporamos y aceptamos como un rasgo más del grupo. A ver,
tampoco quiero que penséis que todo es tan “happy”:
también hay discusiones, enfrentamientos, pérdida de
paciencia...pero nada diferente de lo que pasa en cualquier grupo.
Al no
trabajar pasé a ocupar mi tiempo libre haciendo voluntariado
en diferentes ámbitos. Desde la inmigración, hasta la
violencia de género. Ahora he encontrado una palabra que
define a la perfección lo que hago y soy: activista. No
rechazo la palabra voluntaria pero me gusta ir más allá
y definirme como activista en salud mental. He pasado de babear, de
necesitar ayuda para comer unos macarrones porque era incapaz de
sostener el tenedor a ocupar un puesto muy activo en la sociedad.
Radio
Nikosia me ha llevado a hacer otra de las actividades que ahora mismo
me importan más. Se creó un taller de teatro con gente
de la radio y la ONG Pallapupas, payasos de hospital. Ellos hacían
teatro social y el director vino a la radio a ofrecernos formar una
compañía de teatro. Pasé de hacer un papel
pequeño y secundario en una obra de la escuela con 12 años,
a crear y representar una obra muy crítica con el sistema
actual, en cuanto al mundo de la salud mental se refiere. Ha sido
todo un reto. El miedo que teníamos al principio era el de
memorizar un texto, puesto que muchas medicaciones dificultan la
retención y la concentración. Pero en el teatro social
no hay guión, todo se crea a partir de unas dinámicas y
de las experiencias de cada persona que forma el grupo. Ha sido una
experiencia muy positiva, que me ha llevado a reírme de mi
misma, a mejorar mi humor, a superar vergüenzas y complejos.
Este teatro se conoce también como teatro del oprimido y
nunca olvidaré las primeras sesiones que hicimos, en las que
trabajábamos nuestra opresiones. Con un ejercicio pude sacar
de mi interior más escondido todo el dolor que me causó
ser víctima de malos tratos por parte de un familiar muy
cercano. Me ayudó a hablar del tema con otras personas y de
tratarlo de una forma natural y ver que debía trabajar todo lo
que me suscitaba para hacer las paces con el pasado. La Compañía
Brots (“Brotes”) se ha convertido en otra familia y se vive un
compañerismo que hacía tiempo que no encontraba. Aquí
tampoco soy una enferma sino que asumo otro papel, el de actriz. Las
experiencias vividas por los miembros de la Compañía
han servido para crear la obra ELLA, la cual hemos representado ya
varias veces y con éxito, puesto que desde el escenario hemos
criticado y cuestionado muchas cosas de la actualidad del sistema
médico, hemos hecho partícipe al público con el
foro que cierra la obra. Ofrecemos entretenimiento, sí, pero
vamos mas allá, queremos que la persona que va a vernos
reflexione sobre los temas que toca la obra, que se vaya a casa
llevándose no sólo las risas o las lágrimas que
le hemos provocado, sino que la obra sea una excusa para llevarle a
pensar y construir su opinión. Una vez más, se trabaja
de forma horizontal. Ni el director es superior a los actores, ni los
actores somos más importantes que el público que está
en las butacas de la sala. Lo cierto es que Nikosia y Pallapupas
tienen una filosofía muy parecida. Hemos incorporado a
nuestras sesiones de ensayos unos minutos para contarnos nuestras
cosas, para saber cómo nos sentimos ese día, para
reflexionar sobre nuestros objetivos, para ir mejorando la obra, para
ir pensando en la próxima representación, para darnos
un abrazo o echarnos unas risas. El director es un gran amigo y nos
conoce muy bien a todos. Sabe lo que podemos dar y nos ayuda a
sacarlo de una forma creativa. Cuando alguien está atravesando
un momento difícil se adapta la sesión para que esa
persona puede canalizar su dolor, su miedo, su preocupación.
Con Brots he llegado a volar y me han hecho un abrazo caracol. He
descubierto otra faceta mía, la de actriz que canaliza su
energía aportándola al personaje que interpreta,
ayudada por las indicaciones del director y de los compañeros.
En cada representación he madurado un poquito, cosa que se
puede ver en la evolución que hace mi personaje. La obra sigue
siendo la misma, pero cada representación tiene cambios, no
sólo de atrezzo o de vestuario, sino en el contenido, en los
diálogos, en las reacciones de los otros personajes. Es una
superación personal y grupal.
Os he
hablado de luces blancas, de nikosianos , de colifatos, de directores
de teatro...son para vosotros personas anónimas pero todas
ellas han participado en mi crecimiento personal, en mi superación,
en mi madurez. Todas han dejado huella y la siguen dejando y ocupan
un lugar muy especial en mi corazón y en mi vida. Con ellos ,
o gracias a ellos, soy mejor persona.
Estos dos
proyectos, la radio y el teatro, me han servido para tomar una
postura crítica y reivindicativa y posicionarme con firmeza en
la sociedad. He vivido el lado mas bello de la locura, me he sentido
realizada sin la necesidad de tener un empleo y puedo afirmar con
orgullo y emoción que, por fin, he encontrado mi sitio.
Plas, plas, plas, plas!! Menudo acto de generosidad contar esta historia como lo has hecho!! clara, concisa, honesta, reflexiva, instrospectiva, etc. ERES UNA CRACK!! A TU MODO UNICO Y SINGULAR!!
ResponderEliminarBeijos!!
acabo d'enviar el link a aquest post a varies persones. a més de ben escrit el trobo inspirador. per cert, dins del text del mail hi havía la frase "m'agrada poguer dir que soc amic de l'Almu, l'autora d'aquesta historia"
ResponderEliminarabrazote,
Moltes gràcies Pere pel teu interés i per ajudar-me a que les meves paraules arribin a més gent. A mí també m´agrada ser la teva amiga, ens coneixem poc encara però et veig una persona molt noble. Una abraçada i salut!!
ResponderEliminarALMU.
Gracias Raúl por tus palabras, es un honor para mí que un escritor como tú valore mi texto. tenemos estilos muy diferentes, verdad? pero la lucha es la misma.
ResponderEliminarHola Almudena,me has hecho llorar,me he identificado tanto contigo yo recientemente empiezo mi lucha,ingrese en subagudos después de 2 intentos autolíticos y perdida considerable de peso,con 1.73 que media me quede en 42 quilos, me diagnosticarón depresión mayor y anorexia,pase tres semanas internada,todo bien,lo peor fue salir a la calle y enfrentarme a la vida,encima he tenido la mala suerte que a la Psiquiatra que me derivaron,es psiquiatra por necesidad y no por vocación,eso que según todo el mundo me decía que me habían derivado a un centro de prestigió y que estaba en buenas manos,después de 8 meses me encuentro como estaba antes de ingresar,mi único cambio son 30 kilos de más y que estoy orgullosa de tenerlos,por lo demás sigo igual,la Psiquiatra que me trata no quiere derivarme a ningún psicólogo,dice que no me hace falta,incluso le a dicho a mi madre que yo no mejoraba porque no me da la gana y que de donde no hay,no se puede sacar,al final decidimos mi madre y yo pedir una segunda opinión,voy a un psiquiatra privado,estupendo,humano y que me escucha,me hace algunos test y me diagnostica a parte de depresión mayor, un TOC y se pone las manos en la cabeza pues la medicación que tomo no me hace nada y confirma que vuelvo a estar como al principio,porque?? por una inepta psiquiatra de la sanidad pública,que no quiere hacerme test,mandarme a un psicologo,cambiarme la medicación,yo también estoy sola con mi madre en periodo de aceptación,pues estoy tratándome desde marzo (así que soy novata) también he empezado un blogg que sería un placer que te pasaras por el http://noeliaan.blogspot.com.es/ me alegro que estés mucho mejor,espero algún día yo también volver a sonreír,suerte y mucha salud y felicidades por tu blogg,me a encantado-
ResponderEliminarHola Noelia,
ResponderEliminarPerdona que no te haya respondido , estoy pasando unos días en los que no me encuenrro muy bien, estoy pasando unaminicrisis por decirlo de alguna manera, pero ala vez me están pasando cosas maravillosas. Como digo: la vida te putea però también te sonríe.
Antes de nada agradecerte que te hayas tomado la molestia y dedicar un poco de tu tiempo en comentar mi entrada. Gracias, por lo qué que mé dices, me sirve de mucho, de v eras te lo digo, porque el objetivo de este escrito es llegar a la gente, transmitir, hacer reflexionar, quizás verse reflejados, no se....
Claro que visitaré tu blog, lo estoy deseado. En cuanto acabe este comentario me pongo a ello y en brve tarbajaré más mi blog, an ivel diseño, enlaces , etc así que cuando lo haga si te parece bien, te puedo eponer como blog amigo para que la gente lo conozca y quizás te sigan. pero antes de hacerlo prefiero preguntarte si quiere que lo haga, no lo voy a compartir si no quieres, aunque es lo mejor, crear una red, una comunicación en la blosgoesfera, o cómo se llame todo este mundillo virtual que tantas alegrías nos da, verdad?
Es una desastre cuando topas con profesionales como los que cuentas, y hay que luchar y denunciar las manerars de profesionales como éstos, pero si me premites, también te diré que no se puede generalizar, porque, como ne cualquier otra profesión, hay de todo. Y, como ya has leñido, yo estoy con prfesinales en salud mental desde los 6 y ahira tengo 33, y he pasado porm privados, por púbkicos, he ido a tarot, he probado la homeopatía en lugar de la química, yoga, pikates, mil cosas y te puedo decir que en estos moemntos cuento con un equipo (spiquaitra, psiclogo, enfermera, trabajadora social) en mi CSM ( Centro de Salud Mental) super bueno, que me tratan coko aunan persona, no como a un nñuero o un diagnóstico y me apoyan mucho en mis decisiones.
Podria preguntarte de donde eres? Mira, ahora no recuerdo si aparece aqui mi mail, pero si queires contestarme a esto o necesitas cualquier cosa a nivel más privado, usa mi mail sin oproblema, con total libertad. Yo lo miro varias veces al dia asíq eue te contestaría lo antes posible, ok? Pero sobretodo me intersa , en estos momentos, saber donde vives. Yo en Barcelona. Gracias Noelia y adelante!! Mucha fuerza y salud!!
rincondelaspalabras@yahoo.es
Hola Almudena,no sabia de tu ingreso,me alegro de que ya te hayan dado el alta,puedes compartir mi blogg si quieres,no hay problema,soy de Cerdanyola del Valles y el ingreso lo tuve en el hospital Parc Tauli de Sabadell y de ellos solo tengo buenas palabras,vamos hablando y me explicas que tal como te esta iendo después del alta hospitalaria,pero veras que bien,a veces una necesita un Stop pues su cuerpo no puede mas y un ingreso en Salud Mental tampoco es mala opción desconectas de todo y va muy bien para replantearte mejor tu vida,sin malos consejos de nadie y sin la presión del exterior,mi correo noeliaan3@gmail.com puedes escribirme siempre que quieras
EliminarSolo puedo decir "olé tus ovarios (con perdón)". Una pregunta que como profesional me corroe, ¿en toda esta historia alguno de los profesionales trabajó con tu familia seriamente, es decir, asumiendo claramente y sin equívocos que una criatura de seis años no se trastorna "porque sí" sino que es un reflejo diáfano de lo que hay en su vida, y su vida son las personas con las que está vinculada?.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias Jesús, valoro mucho lo que dices, el valor de sacar a "la luz pública" auténtios traumas y algún que otro medio secretillo familiar que han condicionado mi malestar mental...no Jesús, mi padre noquiso tomar acrtas en el asunto , mi madre era consciente de que al embiente de mi casa era perjudicil y podrioa ocasionarnos a los dos hermanos algun problema. Asíq eu se sintió obligada a llevarnos a los dos a psicologos infantiles...mi hermano no quiso seguir tras dos o tres visitas y mi psicólogo me derivó al despacho de al lado, la psiquiatra infantil opara valorar y tratar una posible depresión infantil. Alguna vez mi madre hacia una visita compartida a la psiquiatra la que me vio durante un año para intentar no medicarme ya, pero pasado el año no le quedño más remedió que empezar ya a recetarme un antidepresivo. Cuando pasé a la psicoterapeuta si que hicimos alguna visita juntas, porque ella nos llecaba alos dos, cosa que tengo entendido que no es muy bien visto o factible, no se, que el mismo profesional trate a dos miembros de una misma famuilia que afectan al paciente visitado, no se si me explico, por aquí es algo complicado de explicar, por eso quizás no esteé utilizando las palabras más adecuadas para hacerme entender, te pido disculpas, pero estoy disponible a hablar sobre esto y responder a tu pregunta con calma y tiempo. Como si nos reunieramos para hacer un café o una cañá, pero rollo virtual, jajaja. Pase´por consultas privadas, probe diferebtes terapias hasta que no me pide permitir cosetar el privado y pase´a la seguridad social, que digan lo que digan, no tenía nada que envidiar a la privada en ese momento claro, ahora con los recosrtes santarios te sale mas a cuenta intentar poder costeatrte una mutua privada o algo así. Y fue cuando emopezó mi estapa en el CSMA ( Centro de Salud Mental dultos) de mi barrio. Allñi me llevan hace casi diez años ya una psiquiatra, unn psicologo, una enfermera referente, la trabajadora social y he hecho tearpias de grupo que nunca me han funcionado. Aquñí s que mi madre ha querdiohablar con el profesional porque yo lo pedí. Y poco a poco ya fue asumiendo que lleghuñe a desrrollar un tarstorno mental y fue sorteqndo como pudo mis crisis, mis ingresos, is autolseiones hasta conseguir ierta responsabilidqad. Bueno, creo que más o menos he repondido a t pregunta pero es que esta resuesta daríqa para un klibro y todo, jajaja. Nos vemos en la blogosfera...
ResponderEliminarPerfectamente respondido. Bajo mi punto de vista un error hay veces que trabajar con un menor es hacer mas mal que bien,simplemente porque los significados que se promueven le van a perjudicar. En esas edades creo que o se trabaja con la familia (lo que se entienda por trabajar...que a veces consiste en decir las cositas claras y sin medias tintas) o solo se puede perjudicar. Con el pasar del tiempo, la no intervención en donde hay que intervenir, y las intervenciones de los diferentes profesionales acaba por provocar lo que yo llamo "el artefacto", es decir, una serie de síntomas que agrupados en un momento dado y ante determinado observado configura eso que hemos llamado diagnóstico, o enfermedad mental. Pero claro, esta solo es mi humildísima opinión.
ResponderEliminarAbrazos.
Cordial saludo Almu, mi nombre es Arles Cifuentes, soy colombiano, vivo en la ciudad de pereira. Te cuento que soy estudiante de psicología y me gusto mucho tu escrito,como profesional, el saber de tí y de tu la verdad al leerlo me parecio estar viviendo todo lo que nos cometas, y deseo felicitarte por tú valor, eres una persona muy valiosa para la humanidad, sé que podrás conseguir muchos de los objetivos que te has propuesto, el saber de personas como tú, elevan nuestro deseo de ayudar a otras personas y que puedan tener una vida digna, de ayudares a surgir, a progresar. Gracias por tu historia de vida, te deseo mil bendiciones, y desde la distancia te mando un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarhola ALMU tu historia es maravillosa me encanta ¡¡BENDICIONES
ResponderEliminar